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¿Por qué necesitamos el acuerdo MERCOSUR-UE?


Esta semana se realiza en Bruselas la III Cumbre entre la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Uno de los principales temas de discusión es el futuro del acuerdo de asociación entre el MERCOSUR y la UE. Si bien el acuerdo en principio fue alcanzado a mediados de 2019, después de más de dos décadas de negociación, no hubo avances significativos para su firma y existen cuestionamientos a ambos lados del Atlántico.


Esta nota destaca algunas de las principales razones por las cuales el MERCOSUR debería esforzarse por resolver las diferencias para alcanzar el acuerdo y abordar los desafíos que esto plantea.


Primero, los países del MERCOSUR se destacan entre los más cerrados del mundo y no cuentan con acuerdos comerciales con ninguna de las principales economías del mundo. De hecho, el bloque lleva casi trece años sin firmar tratados comerciales con nuevos socios (el último fue el acuerdo con Egipto, suscrito en agosto de 2010)[1] y se ha alejado cada vez más del libre comercio. Poner en marcha el acuerdo con la UE demostraría que el MERCOSUR está dispuesto a dejar de lado el aislacionismo e integrarse nuevamente al mundo.


Segundo, la entrada en vigor del acuerdo con la UE mejoraría el acceso de las exportaciones del MERCOSUR a un mercado grande y de altos ingresos (equivalente a 20% de la economía mundial y con 500 millones de habitantes con un ingreso per capita de USD 34 mil anuales). Esto es especialmente relevante porque la competitividad del MERCOSUR se concentra en los productos agroalimentarios, el sector más protegido en la UE. En la actualidad las exportaciones del MERCOSUR compiten en desventaja no solo frente a los productores europeos, sino también a los de muchos otros países que ya cuentan con acuerdos comerciales con la UE. De todas formas, es necesario destacar que el MERCOSUR enfrenta el gran desafío de adecuar la oferta para alcanzar los estándares sanitarios y ambientales públicos y privados que se necesitan para ingresar al mercado europeo.


Tercero, la entrada en vigor del acuerdo MERCOSUR-UE implicaría reducir las barreras a las importaciones de insumos y bienes de capital. Esto permitiría incrementar la productividad a partir de precios más bajos y mayor cantidad, calidad y variedad de estos productos. Lógicamente esto plantea un reto enorme en términos de reconversión productiva de sectores que se orientan al mercado doméstico o regional cautivo mediante la protección. De todas maneras, los cronogramas de desgravación para estos sectores son extensos (por ejemplo, 15 años en el caso de la industria automotriz), lo cual brinda la posibilidad de llevar a cabo una reconversión ordenada, la cual en muchos casos tendrá que ocurrir con o sin acuerdo debido a nuevas tendencias en materia tecnológica o ambiental.


Cuarto, el acuerdo provee reglas claras que podrían contribuir a la atracción de inversiones. Históricamente, la UE se ha destacado entre los principales inversores en el bloque y la previsibilidad podría favorecer la concreción de proyectos en sectores con gran potencial, favoreciendo la transferencia de tecnología.


Quinto, y relacionado con lo anterior, el acuerdo establece disciplinas sobre diversos temas en los cuales el MERCOSUR ha tenido dificultades para acordar o implementar compromisos: servicios, contratación pública, comercio electrónico, etc. En ese sentido, la entrada en vigor del acuerdo con la UE contribuiría a ordenar las propias normas del MERCOSUR y profundizar la integración entre los miembros en diversas áreas.


En conclusión, el acuerdo ofrece grandes oportunidades para el MERCOSUR y se deberían incrementar los esfuerzos para alcanzarlo. No obstante, el aprovechamiento de dichas oportunidades requiere un arduo trabajo en materia de reformas tanto en el bloque como al interior de cada uno de sus miembros. Dado que gran parte de esas reformas serán necesarias e inevitables con o sin acuerdo, hacerlas de manera ordenada y mejorando la inserción internacional del MERCOSUR parece una buena idea.



Más artículos y estudios sobre este tema:


Gayá, Romina; Pena, Celina & Svarzman, Gustavo (2022). Informe Mercosur No. 25: 2022: el devenir del MERCOSUR: claves internas y externas. Banco Intermericano de Desarrollo (BID) - Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL): CABA, Argentina.



Carciofi, Ricardo; Campos, Rosario & Gayá, Romina (2020). Acuerdo MERCOSUR- Unión Europea. Desafíos y oportunidades para Argentina. Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC): CABA.


Carciofi, Ricardo; Campos, Rosario & Gayá, Romina (2019). Acuerdo con la UE: el Mercosur necesita revitalizar su agenda interna. Centro de Estudios para el Cambio Estructural (Fundación CECE): CABA, Argentina.

Rozemberg, Ricardo & Gayá, Romina (2019). MERCOSUR en tiempos de cambio: implicaciones para la negociación con la Unión Europea. Documento de trabajo 9/2019. Fundación Carolina: Madrid, España.


[1] El acuerdo firmado con Colombia en 2017 es una modernización y ampliación del tratado preexistente.

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