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Desafíos y oportunidades para Argentina del Acuerdo MERCOSUR-UE



La inserción internacional de Argentina se caracteriza por su escaso nivel de apertura -tanto en términos per cápita como del PIB-, bajo crecimiento del volumen exportado y concentración de las ventas externas en pocos sectores y mercados. Este desempeño se encuentra estrechamente vinculado a las crisis macroeconómicas recurrentes. Para romper este círculo vicioso, se requiere una labor coordinada entre la política macroeconómica, las políticas de desarrollo productivo y la política comercial.[1]

En este contexto, el acuerdo alcanzado por el MERCOSUR y la Unión Europea (UE) a mediados de 2019 después de más de dos décadas de negociaciones ofrece una oportunidad para mejorar la inserción internacional de Argentina. Esto se debe a que facilita el acceso a un mercado que representa 20% de la economía mundial, con 500 millones de habitantes con un ingreso per capita de USD 34 mil anuales. Asimismo, crea incentivos a ampliar y diversificar la canasta de bienes y servicios ofrecidos y abre la posibilidad de una mayor incorporación de tecnología, no solo por la radicación de inversiones, sino por los estándares necesarios para entrar en un mercado más exigente.


De acuerdo con un estudio que realizamos con Rosario Campos y Ricardo Carciofi para el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), las principales oportunidades del acuerdo se centran en la consolidación de la base exportadora de productos agropecuarios primarios y procesados de Argentina y los mayores desafíos en la competencia de algunos rubros industriales. En términos de servicios, no se prevén cambios significativos. A continuación se sintetizan los aspectos más relevantes.


Comercio de bienes


Los efectos del acuerdo sobre el comercio de mercancías podrían dividirse en tres efectos:


1. Erosión de preferencias en el mercado brasileño: 13% de las exportaciones argentinas a Brasil podrían verse amenazadas por la competencia europea en ese mercado. Esto se debe a que los productos de la UE comenzarían a ingresar sin arancel, tal como lo hacen actualmente los argentinos. En particular, esto afectaría al sector automotor, donde las decisiones de inversión, localización y producción dependen de estrategias corporativas con alcance global. De todas formas, los plazos de eliminación de aranceles en el marco del acuerdo son extensos, lo cual brinda un tiempo prudencial para la adecuación. No debe olvidarse que este impacto tendrá lugar siempre que el acuerdo entre en vigor en Brasil, aun si en Argentina aún no lo hiciera.


2. Aumento de las exportaciones argentinas a la UE: 20% de las exportaciones argentinas a la UE podrían expandirse por la puesta en marcha del acuerdo, en tanto que podrían incorporarse a la canasta exportadora otro conjunto de productos que actualmente no se venden a la UE pero sí al resto del mundo por USD 2,5 mil millones . La materialización de esta alternativa no solo requeriría aumentar la oferta exportable de estos ítems, sino también cumplir con las normas, estándares y requisitos técnicos que exige la UE.


3. Mayores importaciones desde la UE: podrían incrementarse aproximadamente 23% de las compras argentinas desde la UE, parte de lo cual implicaría la sustitución de compras a otros orígenes como Brasil, China, Estados Unidos y México, entre otros. Debe considerarse que gran parte de los productos adquiridos a la UE son insumos y bienes de capital claves para la producción nacional, por lo cual bajarían sus costos en el mercado local.


Comercio de servicios


El acuerdo no implica grandes cambios en comercio de servicios por dos motivos. Por un lado, tanto Argentina como la UE poseen ya un grado de apertura considerable en esta materia. Por otro lado, algunos de los principales obstáculos que existen actualmente (doble imposición, reconocimiento de formaciones profesionales, regulación migratoria) no se abordan en este tipo de acuerdos.


No obstante, lo acordado entre el MERCOSUR y la UE consolida avances en comercio electrónico, servicios postales y telecomunicaciones, roaming, transporte marítimo internacional y prestación de algunos servicios a través del movimiento de personas físicas, entre otros. Adicionalmente, las precisiones sectoriales sobre prestación de servicios mediante presencia comercial (inversión extranjera directa) se suman a la promoción y protección recíproca de inversiones que Argentina mantiene con la mayoría de los países de la UE. Las posibilidades de crecimiento en esta modalidad se asocian a la radicación de inversiones, lo cual a su vez depende del clima de negocios en general. Este es otro aspecto en el cual Argentina tiene mucho trabajo pendiente.


Un aspecto a destacar es que el acuerdo con la UE podría constituir un incentivo para eliminar los múltiples obstáculos que traban el comercio de servicios dentro del MERCOSUR. Nuevamente aquí la atención se desplaza hacia la agenda interna del bloque y solo tiene relación parcial con el acuerdo con la UE.


Contratación pública


Es positiva la adopción de un entendimiento de compras gubernamentales. Esto abriría nuevas oportunidades para que las empresas argentinas participen en las contrataciones de bienes, servicios y obra pública en la UE. Asimismo, en el mercado argentino permitirá una mayor competencia de precios a través de la participación de empresas europeas -sin que esto impida que se sigan utilizando ciertas herramientas de preferencia a firmas locales, particularmente MIPYMES- y podría favorecer la adopción de buenas prácticas para prevenir la cartelización de proveedores y contratistas de obra pública, entre otros aspectos. También en este ámbito salen a la superficie las tareas que no ha completado el MERCOSUR, ya que el protocolo de compras gubernamentales del bloque aún no fue puesto en vigor.


Conclusiones


En síntesis, la apreciación general sobre el acuerdo desde la perspectiva de Argentina, la conclusión es favorable, especialmente cuando se observan las posibilidades de avanzar hacia una economía de mayor complejidad y densidad de su estructura productiva. Sin embargo, el acuerdo es esencialmente un “trabajo en progreso”: ofrece oportunidades pero requiere grandes esfuerzos para poder materializarlas. En particular, demanda profundas reformas en la agenda de políticas, tanto a nivel nacional como intra MERCOSUR. En ausencia de ellas, se habrá perdido una vez más la oportunidad de romper el círculo vicioso.


[1] Este artículo está basado en Carciofi, Ricardo; Campos, Rosario & Gayá, Romina (2020). Acuerdo MERCOSUR- Unión Europea. Desafíos y oportunidades para Argentina. Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC): CABA.

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