Entre 2005 y 2017, el comercio mundial de servicios se incrementó a un ritmo anual promedio acumulativo de 5,4% -más rápidamente que el de mercancías- y alcanzó USD 13,3 billones. Este dinamismo refleja la creciente importancia de los servicios en la economía mundial, la cual aumenta con el desarrollo. De acuerdo con el último “Informe sobre el Comercio Mundial”, publicado esta semana por la Organización Mundial del Comercio (OMC), a nivel global los servicios representan casi dos tercios del producto interno bruto (PIB) y la mitad del empleo. En América Latina y el Caribe estas actividades constituyen 61% del PIB y generan 65% de los puestos de trabajo.
Las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) jugaron un rol clave para la expansión del comercio internacional de servicios durante las últimas décadas. Por un lado, hicieron posible la prestación remota de muchas actividades que antes requerían que el proveedor y el consumidor del servicio se encontrasen físicamente en el mismo lugar. Así, pues, se volvieron transables internacionalmente servicios como contabilidad, asesoramiento legal o consultas médicas, entre otros.
Por otro lado, favorecieron el surgimiento de muchos nuevos servicios que se comercian internacionalmente (ej. aplicaciones para dispositivos móviles) y diluyeron la frontera entre las mercancías y los servicios, de manera que el comercio de bienes como libros o películas se transformó en flujos transfronterizos de productos digitales.
El vínculo de los servicios con las mercancías es, precisamente, el otro fenómeno que explica gran parte del desarrollo de los primeros durante las últimas décadas. Los servicios no solamente están cada vez más presentes en todas las etapas de la cadena de valor de los bienes sino que también adquiere relevancia su oferta conjunta con las mercancías. De este modo, servicios como diseño, investigación y desarrollo, marketing, distribución, servicio postventa o software son los principales responsables del valor agregado de muchos bienes.
En efecto, las estimaciones de la OMC y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) indican que los servicios explican la mitad del comercio mundial medido en términos de valor añadido. Los rubros industriales con mayor contribución de los servicios al valor agregado de las exportaciones son alimentos, bebidas y tabaco; madera, papel e impresiones; material de transporte; computadoras, productos eléctricos y ópticos. En todos los casos, el mayor aporte corresponde al comercio mayorista y minorista, pero también se destacan otros servicios empresariales, servicios financieros y transporte y almacenamiento.
El informe de la OMC subraya que 58,9% del comercio de servicios corresponde al modo 3, es decir a la prestación por parte de filiales de empresas multinacionales en el exterior.[1] El modo 1 o comercio transfronterizo (prestación remota) gana relevancia gracias a la digitalización y ya representa 27,7% del total. Desde el punto de vista sectorial y considerando los cuatro modos de prestación, los servicios más relevantes son los de distribución, seguidos por los financieros; telecomunicaciones, informática y audiovisuales; transporte y turismo.
Los servicios seguirán ganando protagonismo durante los próximos años, impulsados por avances en las TIC y la reducción de barreras al comercio. La creciente participación de los millennials y los centennials en la demanda mundial ofrecerá importantes oportunidades para los servicios creativos y tecnológicos, en tanto que el crecimiento de economías en desarrollo impulsará el consumo de servicios financieros y de seguros, entre otros. La OMC destaca también el impacto que tendría el cambio climático sobre algunos sectores como turismo o transporte, con impactos negativos en algunos lugares y ciertas oportunidades en otros, y plantea la necesidad de que muchas actividades se adapten para ofrecer servicios ambientalmente amigables.
Referencias
World Trade Organization (2019). World Trade Report 2019. The future of services trade. WTO: Geneva.
Gayá, Romina (2017). “Strengthening knowledge-based services in Argentina”. RAM, Rev. Adm. Mackenzie, vol.18, n.6, pp.96-123. São Paulo.
[1] Debe destacarse, sin embargo, que estas operaciones no corresponden a flujos de comercio propiamente dicho pues no son transacciones entre residentes de distintos países sino entre consumidores de una economía y una empresa originaria de otro país pero radicada en dicha economía.
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